Mariela, el closet y el hombre nuevo

Diosito sabe que no soy homofóbica, que si mañana me enterara de que la relación del divino con lo doce apóstoles  fue más allá de ayunos y oraciones, igual seguiría solicitando sus servicios cuando estoy soga en cuello, porque él aprieta pero no ahorca.
Yo entiendo perfectamente que cada cual haga de su culo, su pene, su vulva y zonas adyacentes un tambor. Y es que dichos accesorios existen para dar linga  porque no son jabón que se derrita; a no ser un Batey de esos que tienen tremenda peste pero que no se gastan nunca.
Debo decir que me bebo con tremenda sed cada uno de los post de Paquito el de Cuba que como ya deben saber se presenta así en su blog: "Soy Paquito el de Cuba; martiano y periodista; comunista y gay...pareja desde hace siete años de un hombre seronegativo que me ama".Y este compañerito es además, para dolor de cabeza de algunos mojigatos, Premio 26 de Julio de Periodismo, por lo que tampoco tengo problemas ideológicos.
Ahhhh y para ya ir matando esta parte me encanta que mi clítoris tenga 8000 terminaciones nerviosas, más que el pobrecito pene que solo tiene la mitad. Estos daticos son por si usted no vio Pasaje a lo desconocido. 
Solo después de esta importante y extensaaaaaa aclaración procedo con mi post, pues no quiero ni echarme a Mariela Castro de enemiga, ni ser declarada por el CENESEX persona no homosexual no grata, que ya es mucho decir.
O bueno, mejor aclaro más ¿Cómo entiende la homosexualidad una heterosexual? Este es un tema como para cortarse la venas, no por peliagudo sino por lo llovido sobre mojado que está. Por eso le advierto que no lea este post buscando novedad, ni coherencia, ni concordancia, ni homofobia para condenarme, ni homofilia para alabarme. Solo pretendo compartir con ustedes mis ideas al respecto, pero sin elaborarlas mucho, así... desnudas y erectas, tal y como llegan a mi cabeza.  

Idea 1: Lo que nunca voy a olvidar de los homosexuales cubanos es cuando vi a dos de ellos en el Pabellón Cuba, el pretendido día del orgullo gay, acosar a Ricardo Alarcón de Quesada para que los acompañara en una foto.

Idea 2 :Lo que más odio de los homosexuales cubanos es que (a veces y algunos, siii aclaro porque ya dije que no quiero chuchuchú con Mariela) me hacen sentir tan mal por ser heterosexual que hasta me lo repienso. 

Idea 3: Lo que más me gusta de los homosexuales cubanos es su alto sentido de la superación. Por ahí andan unos pullovitos que dicen bien grande LA HOMOSEXULIDAD NO ES UN DEFECTO ES UNA VIRTUD,es decir, ya no exigen ser iguales si no superiores. En esto me les parezco.

Idea 4 :Lo que más envidio de los homosexuales cubanos es que siempre están enfadados con la humanidad porque no los aceptan y cuando los aceptan se inventan algo más para seguir enfadados. En esto me les parezco también, a mí desde que la sociedad me aceptó llevo una vida muy aburrida.

Idea 5: La polémica más ridícula relacionada con los homosexuales cubanos que yo haya vivido, sí porque cuando el Quinquenio Gris aún  mi padre andaba redescubriéndose, fue aquella en que la dirección de la ANAP le reclamó al ICRT por poner la película Brokeback Mountain la víspera del día del campesino, lo que ellos  interpretaron como una ofensa porque vieron en aquellos cowboy norteamericanos a dos agricultores cubanos penetrándose en un bohío.Pa partirse de la risa.

Idea 6 : Lo que más lamento de los homosexuales cubanos es que tengan terminantemente prohibido festejar sus aniversarios rememorando en el Coppelia una escena de Fresa y Chocolate; en primera porque para que esos dos sabores coincidan en el menú tiene que ocurrir un milagro; y en segunda, porque en caso de que ocurriera, para cuando les toque el turno ya se habrán acabado y solo quedará un nada romántico naranja piña derretido.

Idea 6 , inciso a) Y ni siquiera me atrevo a pensar en la exquisitez de que puedan encontrar un pedazo de fresa en su helado, con  lo más que puede estar premiado su vaso es con una mosca, que en el mejor de lo casos confundirán con una pasita.

Idea 7: Las dos ideas anteriores son aplicables también para heterosexuales, bisexuales, metrosexuales, transexuales, hemosexuales, repasexuales, mikisexuales y todos los sexuales tomadores de  helado que habitan la Isla Milagrosa y también, por qué no, para los foráneosexuales que nos visitan, que de masoquistasexuales que son se meten tremendas colas para probar nuestra Guarina.

Emilia

Mi  amiga Emilia es una bomba sexual.La mujer que todo hombre quiere para detonar su cama.Mi amiga Emilia es a lo que mi amigo Hanoy (especialista en mujeres) llama "una chica to cuadrao". Para ostentar tal galardón  debes tener las caderas del mismo tamaño del cerebro.En fin, que con mi amiga Emilia los hombres se ahorran el dilema de "está buena pero es mente polla,o "es inteligente pero está en candela".
Mi miga Emilia me dejó sus libros antes de irse para Suiza, Lo cubano en la poesía de Cintio Vitier incluido, gracias a ella mi librero es hoy la envidia de muchos libreros.
Mi amiga Emilia habla de penes como si fuera contar un cuento infantil.Habla de penes de todos los tamaños y colores a altos decibeles, por las más céntricas calles de la Habana, y ni la más mínima gota de rubor asoma a su rostro. 
Mi amiga Emilia nunca quiso ser de la Juventud , ni siquiera del universo juvenil.Era la punta de lanza del grupo psicosocial cuando de disparar verdades a quemarropa se trataba.
Mi amiga Emilia un vez decidió echarse agua oxigenada en las piernas para no afeitarse más.Nunca entendió por qué había que usar blumer y ajustador,ni otras cosas que te aten. 
Mi amiga Emilia vino una vez a la Isla y le trajo peluches a los niños de Cocodrilo;niños que aún la llaman a su antigua casa da la Habana con la esperanza de volver a oír su dulce voz, sin saber que Emilia voló lejos, y ahora se hace llamar Habana del mar.
Mi amiga Emilia está escapá en cocina, artesanía e inglés.Nunca llegó a graduarse de Periodismo, pero fue a la entrega de diplomas con un vestido tan corto que dejó sin aliento al mismísimo Rector de la Universidad de la Habana.
Mi amiga Emilia va a ser tronco de estomatóloga y para ella engordo mis caries.    
Mi amiga Emilia es tan linda, tan inmensa, tan inefable que desborda este post, es más que esta amiga mía no se llama Emilia, se llama Laura, no se fue para Suiza, se fue para Canadá y yo cruzaría el mar entero solo para volver a verla, claro y de paso también traer mi inofensiva pacotillita.  

La pequeñez invertida o la grandeza encogida

                                                                                                                                           A mi amiga Isa...

Ser cubano es algo inapresable en palabras y no voy a aventurarme a dar definiciones superficiales.No hablaré de nuestra solidaridad, ni de nuestro ingenio para sortear dificultades, ni de nuestra soberana gandinga para burlarnos de los problemas.Eso sería llover sobre mojado.
No pretendo tampoco buscar explicaciones sociológicas del fenómeno que aquí trataré, escribo solo desde mi subjetividad, desde mi yo autosuficiente, sin cifras, ni estudios comprobados.
Quiero hablar de nuestro chovinismo, ese que impulsa cotidianamente a quienes habitamos esta islita del Caribe a creernos el ombligo del mundo. O dígame usted cubano que me lee,esté en Cuba o haya emigrado, si no se ha sorprendido más de una vez definiéndonos como los más bailadores,los más calientes, los más sociables, los mejores amantes, el país con mejores playas, la mejor música,con las mujeres más exóticas y hasta etcétera.
Es sumamente difícil para un cubano admitir que la playa de Ipanema es "casi" tan bella como Varadero,fíjese que digo "casi" porque mi autosuficiencia cubana no me deja decir igual o más bella que Varadero.Dígale a un cubano que los merengones dominicanos o la salsa puertorriqueña superan con creces a la timba cubana de nuevo tipo,para que usted vea como le sale humo por los oídos y termina haciéndole un monumento a la chavacanería que día a día critica. Pero primero muertos que sencillos, así somos. 
No sabría decir si este es un fenómeno meramente nacional, no tengo patrón de comparación,sería bueno hacer un tour por Francia, Italia, España,Argentina y hasta China para comprobar como se ven a sí mismo franceses,italianos,españoles,argentinos y chinos.Pero bueno, ya ese es otro temaaaaa.
Viajes aparte, de lo que si no me quedan dudas es de que los cubanos tenemos una alta estima de nosotros mismos,es como si estuviéramos destinados por la providencia para salvar el tercer mundo y competir con el primero.
Pero quizás no es que nosotros los cubanos seamos ese gatico que se cree león, sino más bien un gatico que se tragó un león marcha atrás sin tomar agua. Dudo que alguien en el mundo entero pueda explicar esto mejor que yo, lo siento, no se sientan mal, es que soy cubana.

La nostalgia de una Isla dentro de una isla

Soy doblemente insular, obligatoriamente hija de Yemayá. Vivo en Cuba, y por si el mar no me alcanzara, en la Isla de la Juventud. Más de una vez me he sorprendido preguntándome si esa -a veces- maldita y -a veces- bendita circunstancia del agua por todas partes nos hace diferente.
Yo creo que sí, nos hace como que más provincianos, más buena gente, ingenuos si se quiere, a veces depresivos por eso de no poder salir sino por aire o por agua. Quienes habitamos las islas somos seres inseguros. Poder llegar a los lugares por carretera siempre te da más seguridad, sentir la firmeza de la tierra bajo tus pies es casi sinónimo de éxito. Padecemos el síndrome del náufrago: cuando llega alguien a nuestra isla nos alegramos porque no es fácil vivir tanto tiempo solos, pero cuando las cosas empiezan a escasear no queremos a nadie de fuera dentro.
¿Y cómo nos ven quiénes llegan? Esta es una pregunta difícil y sin respuestas definitivas, pero me dice mi experiencia que no nos toman en serio, nos miran altaneramente, siempre llevamos la peor parte en la relación nativo - foráneo, bien en el fondo de sus "que linda tu playa" o "qué rico vivir aquí" se esconde un sentimiento lastimero . O a lo mejor es todo lo contrario, solo que nosotros los hombres de islas también somos un poco complejistas.
Si emigrar es una condición inherente al ser humano, en nosotros los "insulares" es un deseo irrevocable, casi un estado de ánimo.
Es por ello que no entiendo, no me explico, no concibo por qué tengo mi ancla tirada en estas arenas ¿Será por qué ya encontré a mi Robinson y poco a poco se construye mi boulevard? ¿Será qué soy demasiado conformista o tengo la certeza de qué lo demás vendrá después? No sé... los hombres de islas (y las mujeres porque ahora está de moda el enfoque genérico) tampoco somos buenos buscando respuestas.