Soy doblemente insular, obligatoriamente hija de Yemayá. Vivo en Cuba, y por si el mar no me alcanzara, en la Isla de la Juventud. Más de una vez me he sorprendido preguntándome si esa -a veces- maldita y -a veces- bendita circunstancia del agua por todas partes nos hace diferente.
Yo creo que sí, nos hace como que más provincianos, más buena gente, ingenuos si se quiere, a veces depresivos por eso de no poder salir sino por aire o por agua. Quienes habitamos las islas somos seres inseguros. Poder llegar a los lugares por carretera siempre te da más seguridad, sentir la firmeza de la tierra bajo tus pies es casi sinónimo de éxito. Padecemos el síndrome del náufrago: cuando llega alguien a nuestra isla nos alegramos porque no es fácil vivir tanto tiempo solos, pero cuando las cosas empiezan a escasear no queremos a nadie de fuera dentro.
¿Y cómo nos ven quiénes llegan? Esta es una pregunta difícil y sin respuestas definitivas, pero me dice mi experiencia que no nos toman en serio, nos miran altaneramente, siempre llevamos la peor parte en la relación nativo - foráneo, bien en el fondo de sus "que linda tu playa" o "qué rico vivir aquí" se esconde un sentimiento lastimero . O a lo mejor es todo lo contrario, solo que nosotros los hombres de islas también somos un poco complejistas.
Si emigrar es una condición inherente al ser humano, en nosotros los "insulares" es un deseo irrevocable, casi un estado de ánimo.
Es por ello que no entiendo, no me explico, no concibo por qué tengo mi ancla tirada en estas arenas ¿Será por qué ya encontré a mi Robinson y poco a poco se construye mi boulevard? ¿Será qué soy demasiado conformista o tengo la certeza de qué lo demás vendrá después? No sé... los hombres de islas (y las mujeres porque ahora está de moda el enfoque genérico) tampoco somos buenos buscando respuestas.
Genial Yuliet: Yo, sin embargo,soy la versión femenina de Crusoe:
ResponderEliminarI
Vivo en una isla poblada
pero igual nadie entiende mis idiomas.
II
No fue el barco,
ni el mar, ni el mal tiempo.
Demasiadas cargas los silencios,
las mantiras, los pudos ser mejor.
Hubiera sido exactamente igual desde una palangana.
III
No me importa si es viernes,
si es esta la isla del tesoro.
Lanzo señales a los barcos de rescate,
me niego a naufranar también en tierra firme.
Yuliet, felicitaciones por este blog!!!
ResponderEliminarEsa ISLA MILAGROSA que nos atrapa, aún sin ser nativos de ella y siempre me lleva hasta allí como un imán.
Una imagen de la misma playa tengo como fondo en mi celular y en mi PC. Es mi manera de sentirme al lado de tanta gente querida.
Gracias por haber creado esta ventanita y acercarnos más!!!
Cariños desde el sur del hemisferio....
Vero
Las islas dan nostalgia,pero también distinción...
ResponderEliminareres autentica y natural , lo mejor para ti
ResponderEliminarGracias, quién eres...
ResponderEliminarmuy bonito y original yuliet, me encanta,
ResponderEliminarquiero ser algo de la identidad pinera que Otaño me propuso espero contar con tu ayuda
YULIET, La única e irrepetible... cosas dichas ya, pero mejor dichas ahora... que digerible tu verbo... como siempre es una suerte llegar de naúfraga a esta isla que hace milagros... te hace reflexionar a través de una mirada joven y osada... Son tus primeros pasos como bloguera, pero sé que llegarás muy lejos... cosas de médium... ah, recuérdame... 38 de zapatos... large, de blusa... ah y los collares... jajajaja..
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